Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
A veces me siento como si me extendiera sobre el paisaje y hacia adentro de las cosas, y estoy yo viviendo en cada árbol, en el chapoteo de las olas, en las nubes y los animales que vienen y van en la procesión de las estaciones. Carl Gustav Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos . London: Fontana Press, 1995 ed , p . . 252-253 .
Como Paganos somos la gente del campo – el pagus en Latín . Nuestras deidades se originan en el mundo natural . Son deidades elementales – dioses y diosas de la tierra, el mar, el cielo, el sol, la luna y las estrellas. Ellas son deidades de la vegetación del reverdecer de la Tierra con la primavera y las deidades de las sociedades agrícolas posteriores – el Señor y la Señora del grano. Algunas son deidades animales – dioses astados como Herne y Pan, deidades animales como Bast, la Diosa gato Egipcia. Las imágenes del Paganismo son las del mundo natural, pero la realidad de nuestras vidas cotidianas está a menudo alejada de la naturaleza. La mayoría de los Paganos viven vidas urbanas rodeadas de hormigón, asfalto y de la iluminación citadina que hace desvanecer las estrellas.
“Los bosques han desaparecido…estamos solos a la luz de la luna”
Podemos ver las raíces del renacimiento Pagano en las reacciones del los poetas, artistas, escritores y naturalistas a la industrialización del mundo occidental del siglo decimonoveno. Hace casi ya un siglo atrás, para el Lord Dunsany, barón irlandés, poeta y escritor de fantasía, la destrucción del medio ambiente fue la llamada de atención que trajo la nostalgia de los viejos dioses de la naturaleza.
Era la voz de las flores en el viento del Oeste, el adorable, el viejo, el flojo viento del Oeste, soplando sin cesar, soplando adormiladamente, yendo hacia Greecewards.
‘Los bosques han desaparecido, se han caído y nos ha dejado, el hombre ya no nos ama, estamos solos a la luz de la luna. Grandes motores corren por los hermosos campos, sus caminos yacen duros y terribles por toda la tierra. ‘Las ciudades cancerosas se diseminan a través de la hierba, ellas traquetean continuamente en sus guaridas, ellas brillan sobre nosotros mancillando la noche. ‘Los bosques se han ido, oh Pan, los bosques, los bosques. Y vos os encontráis lejos, oh Pan, y muy lejos.’
Lord Dunsany [ Edward J. M. D. Plunkett ] . ‘The Prayer of the Flowers’ en cincuenta y un cuentos . Londres : Elkin Matthews, 1915.
Estamos sedientos de verdor
El mundo natural es esencial para el bienestar humano física, psicológica y espiritualmente. Ciencias más recientes, como la ecopsicología reconocen lo que el Paganismo ha aceptado hace mucho, que nuestras mentes están profundamente conectados con el mundo de la naturaleza y son afectadas por este. Esto es cierto en muchas maneras obvias. Nuestros estados de ánimo se ven afectados por la cantidad de luz del día. En invierno, podemos sucumbir al trastorno afectivo estacional (SAD). Cuando está soleado y nuestros músculos están cálidos y relajados, nos sentimos más felices. Pero el impacto psicológico del medio ambiente es importante en otras formas también. Nuestras mentes, corazones y espíritus anhelan la belleza del mundo natural. Tenemos sed de ella y nos sentimos privados, consciente o inconscientemente, cuando estamos separados de ella. Cuando estamos cercados por hormigón y edificios, reaccionamos sintiéndonos alienados, deprimidos e infelices. La alienación humana es más fuerte cuando estamos más lejos del entorno natural en el que nuestra especie se ha desarrolló.
¿Cómo podemos mantener viva nuestra conexión con la naturaleza?
El deseo humano para volver a conectarse con la naturaleza es fuerte, pero cuando nuestras vidas están sujetas a tantas demandas competitivas, es fácil suprimirlo o simplemente no notarlo. Incluso para los Paganos es fácil de olvidar. Podemos encontrarnos a nosotros mismos saliendo de nuestras casas con calefacción central para subir a los coches con aire acondicionado para conducir a un sabbat en una casa de los suburbios para adorar a los Dioses de la naturaleza, sin tener siquiera contacto con el mundo natural.
El trabajo físico puede ser una manera eficaz de conectarnos con nuestra propia naturaleza, particularmente si esto involucra el trabajo con lo que la naturaleza nos ofrece: la tierra, los materiales naturales como la madera, la lana y la piedra. Muchos de nosotros vivimos vidas encadenados a una pantalla de computadora en las oficinas y centros de llamadas que ofrecen un ambiente más agradable que las fábricas, pero que puede ser igualmente destructor del alma. El cuerpo humano no está diseñado para permanecer sentado durante largas horas. Cuando esto se convierte en nuestro modo de vida, las enfermedades de la civilización se abren paso: la obesidad, presión arterial alta, la diabetes, fatiga repetitiva, dolor de espalda. Cuando nuestros cuerpos se ven limitados y obligados a vivir insanamente, nuestros niveles de energía se reducen y nos vemos privados tanto física como espiritualmente.
Reverdeciendo la ciudad, reverdeciendo el Espíritu
Pocos de nosotros podemos dar la espalda a la vida urbana para vivir de la tierra, pero todos podemos encontrar maneras de relacionarse con el mundo natural a través de la jardinería, el trabajo de conservación, o el senderismo. La mayoría de las zonas urbanas tendrán proyectos y grupos que trabajan con verdes de la ciudad, plantar árboles, crear jardines y parques, y limpiar ríos. Los árboles y la vegetación hacen un enorme impacto en la psique humana, así como el abastecimiento de aire limpio que nos permite respirar mejor, tener más energía y mejorar la capacidad mental. La plantación de árboles y otros trabajos ambientales nos permiten reverdecer la ciudad y reverdecer nuestros espíritus al mismo tiempo. Todos podemos relacionarnos con la tierra, incluso si estamos confinados a una casa y no totalmente móviles. Las abejas pueden ser mantenidas en un entorno urbano y se pueden cultivar alimentos dentro de una casa: las plantas de tomate, por ejemplo, pueden crecer en una repisa de la ventana. Haciendo crecer algo de comer para el sabbat es una forma sencilla de relacionarse con la naturaleza.
«A veces me siento como si… yo vivía en cada árbol”
Cuando yo era una niña pensé que me moriría si no pudiera subir a un árbol todos los días. Cuando era adolescente tuve que renunciar a esto, pero la conexión con los árboles permanece. Los árboles son parte de nuestra memoria arquetípica, el lugar donde nuestras especies evolucionaron por primera vez a la conciencia desde nuestros antepasados simios. Tenemos la sensación de que la conexión con los árboles es importante y esto es cierto tanto para los adultos como para los niños. La cita arriba mencionada de la biografía de Carl Gustav Jung: Memorias, Sueños, Reflexiones; expresa cómo se sentía en la vejez, viviendo en una torre de piedra que había construido en la orilla del lago de Zúrich, en Suiza.
Conexión con un árbol
Un simple ejercicio que le pedimos a la gente cuando empiezan a entrenarse en Wicca es encontrar un árbol personal y estar en comunión con él durante un período de tiempo. No tiene que ser un roble de los bosques ancestrales. Podría tratarse de un árbol en un parque de la ciudad que se puede visitar en la hora de almuerzo. ¿Cómo se encuentra el árbol adecuado? Primero camine alrededor de su área local para averiguar qué árboles se encuentran allí. ¿Usted sabe cuántas especies diferentes crecen en su barrio? ¿Conoce sus nombres? Si no fuera así, tome algunas fotografías y tal vez una hoja de muestra, y utilice éstas para identificar las especies a su alrededor.
Una vez que encuentre un árbol que le guste, permanezca de pie cerca de él y observe el movimiento de sus hojas en el viento, el sonido que emite al pasar entre las ramas, el canto de los pájaros. Si usted se siente atraído a él, acérquese. Si no fuera así, busque otro para observarlo y hasta encontrar el árbol adecuado. A continuación, toque el tronco del árbol. Coloque las palmas de las manos contra él. ¿Cómo se siente? Cierre los ojos y sienta la energía en el árbol. ¿Es ésta latente o su savia está palpitante con la vida de la primavera? Note cómo se siente su cuerpo. Permita que su psique se fusione un poco con el árbol. ¿Qué se siente al tener sus raíces profundamente en la tierra y alimentándose del sol y la lluvia? Si se siente bien, extraiga energía del árbol. Sienta su poderosa energía fluyendo dentro de usted. Su lapso de tiempo es más largo que el nuestro, y su ritmo es más lento. Él ha visto mucho, absorbido mucho, y soportado mucho. Hay mucho que podemos aprender de nuestro árbol. Si lo visitamos durante un ciclo estacional, veremos los mensajes de los sabbats en sus cambios de temporada y esto puede ser igual de poderoso como la práctica ritual.
Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com
Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
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