Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
A la izquierda del palacio de Hades es un manantial;
muy cerca se encuentra un árbol de ciprés fantasmal.
Aquí, las almas descienden a los infiernos pueden disolverse.
No se acerque a este manantial;
continúa hacia el arroyo de frías aguas del lago de la Memoria.
Los Guardianes allí habrán de interrogarte;
pidiendo lo que buscas en el sombrío mundo subterráneo
Di: «Yo soy un hijo de la tierra y del cielo estrellado,
pero mi linaje es del cielo: esto lo conocéis vosotros mismos,
y estoy muriendo de sed y pereciendo;
refrescadme con las aguas del Lago de la Memoria ‘.
Y ellos te presentarán al Rey Hades,
y te darán a beber del lago de la Memoria.
Y entonces tu seguirás el camino sagrado
que muchos otros iniciados renombrados toman.
Desde tabletas doradas enterradas con los iniciados de los Misterios de Orfeo, c.2, hace 500 años. Traducción basa en W.K.C. Guthrie. (1952). Orfeo y la religión griega. Princeton University Press, Princeton, pp 172-173.
En muchas tradiciones antiguas, el don de la conciencia humana debe ser robado de los Dioses. Prometeo roba el fuego celestial. Eva toma la manzana prohibida. Cuando participamos de la divina sustancia prohibida, ganamos un precioso regalo. Llegamos a ser como los Dioses, alcanzamos la auto-conciencia. Pero en la mayoría de las mitologías, los que desafían a los Dioses y roban el tesoro prohibido son maldecidos. Ellos sufren terribles castigos. Prometeo es condenado a estar encadenado a una roca, su hígado arrancado y devorado por las águilas por toda la eternidad. Para los antiguos Griegos el hígado era la fuente de las emociones. El regalo de la conciencia trae tormento emocional.
Reconociendo nuestra mortalidad
¿Por qué la conciencia consciente trae tanto dolor? Como especie nos hemos convertido como en un Dios en cuanto a nuestra habilidad de crear el mundo en el que vivimos y de estar conscientes de nuestra propia existencia. Hemos llegado a ser similares a los Dioses, pero no nos hemos convertido en Dioses. A diferencia de los Dioses, tenemos cuerpos físicos frágiles. Tenemos la conciencia de lo divino, pero la fragilidad de una bella flor que florece sólo durante un breve periodo de tiempo antes de que el soplido del viento se la lleve. Podríamos encarnar de nuevo, pero el «yo» que existe en el ahora, formado por la herencia genética y las experiencias de esta vida actual, es transitorio. Nuestra conciencia y sentido del Yo dependen del cerebro físico y un día ese cerebro dejará de funcionar. Este conocimiento nos puede causar angustia y desesperación – es difícil dejar de lado el Yo que siempre hemos conocido – o podemos reconocer y aceptar nuestro destino y valorar esta encarnación mucho más por ser muy corta. El tiempo pasa, la juventud se desvanece, las enfermedades y el envejecimiento llegan. Este es el destino de todos nosotros, un final humano compartido. Incluso los más ricos de nosotros no podremos escapar de lo inevitable de la mente, como por ejemplo Steve Jobs.
La espiritualidad y la muerte
¿Cómo puede nuestra espiritualidad Pagana ayudarnos a lidiar con la mortalidad? Todas las tradiciones espirituales tratan de reconciliarnos con la inevitabilidad del final de nuestras vidas y de las vidas de aquellos a quienes amamos. Las creencias sobre el más allá son importantes como una fuente de consuelo e inspiración para vivir bien nuestras vidas. Los misterios iniciáticos del paganismo posterior, como los misterios de Orfeo, enseñaban que podemos reencarnar en otros tiempos y lugares, o que podríamos vivir en el Otro Mundo. La reencarnación es una creencia compartida por muchos paganos de hoy en día; pero no necesitamos creer en una vida personal futura para que nuestras vidas tengan sentido. Si podemos des-centralizarnos del Ego y la necesidad de un más allá personal, necesitaríamos preocuparnos mucho menos sobre la muerte. Todos los lazos que nos unen a esta encarnación en el tiempo se desvanecen pero, liberando el cuerpo, nuestros sueños, esperanzas, recuerdos y visiones habrán alimentado la psique colectiva humana y habrán contribuido a su evolución. La fuerza de la vida, de la cual somos parte, seguirá hacia adelante creando vida en nuevas y cada vez más diversas formas. Como seres humanos vivimos en la posición privilegiada de estar conscientes del gran experimento cósmico del que somos parte. Nosotros somos del proceso y también el proceso. Podemos alegrarnos de que el gran proceso existe, incluso si nuestra parte en él es muy pequeña.
Pensando en Samhain
Al entrar en la temporada de Samhain, nuestros festivales para los muertos pueden ayudarnos. Se nos recuerda tomar tiempo para que honremos a quienes ya entraron en el gran misterio de la muerte. Los recordamos y apreciamos las experiencias que compartimos juntos. Podemos visitar las tumbas y monumentos de quienes hemos amado y respetado. Y durante esta temporada de muerte, más que nada, podemos honrar a los vivos; a quienes amamos y apreciamos porque en cierto punto debemos separarnos, aunque sólo sea para reunirse de nuevo en el futuro.
Los festivales para los muertos nos recuerdan nuestra propia mortalidad. Podemos honrar la vida en este momento al prepararnos para la muerte. Si muriera mañana, ¿sabría nuestra familia qué hacer con nuestros artefactos espirituales? ¿Son claros nuestros deseos fúnebres? Tal vez no estemos preocupados por nuestros propios arreglos funerarios o lo que le sucederá a nuestro cuerpo, pero es menos estresante para quienes tienen que lidiar con ello si hemos planeado un funeral que traiga consuelo a la familia y amigos, tanto Paganos y no Paganos; y así saben están disponiendo de nuestro cuerpo como nos hubiera gustado.
Y honremos a la muerte al sacar el máximo provecho de la vida. Podemos disfrutar de la vida en el cuerpo aún más si nos hacemos recuerdo que nuestro tiempo es finito. El hecho de que el «Yo» un día no se despertará para ver la salida del sol, no escuchará cantar a los pájaros, no sentir la brisa cálida ni olerá a la primavera florecer significa que es aún más importante estar completamente presente en cada momento, apreciando lo hay a nuestro alrededor. Cada momento es sumamente valioso. Ya sea que estemos felices o tristes, con salud o dolor, cada momento de nuestra existencia es único e irrepetible.
La vida es corta: vivir ahora
Se comenta que Samhain como una «puerta de enlace entre los mundos”. Es un tiempo de transición. ¿Podrá para nosotros convertirse en el tiempo para atravesar una faceta de nuestra vida donde podamos vivir plenamente cada momento? ¿Puede ser el momento para que nosotros hagamos las cosas que siempre hemos planeado, pero nunca encontramos el tiempo para hacerlas: visitar ese lugar sagrado especial, visitar a un pariente anciano, tener un hijo, estudiar, escribir esa novela que venimos soñando, para economizar y ganarnos la vida de una manera que coincide con nuestros valores?
Sea lo que sea, tal vez no deberíamos esperar. No sabemos si veremos otra Samhain. La vida es corta: vamos a vivirla ahora.
Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com
Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
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