Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
«La necesidad de declaraciones míticas se satisface cuando enmarcamos una visión del mundo que se explique adecuadamente el significado de la existencia humana en el cosmos, una visión que nace de nuestra integridad psíquica.» Carl Gustav Jung (1961), Recuerdos, Sueños, Reflexiones New York: Vintage Books. p.340.
Nuestros antepasados a medida que despertaron hacia la conciencia, buscaron honrar y reverenciar los poderes en la naturaleza que sustentan la vida humana. El Solsticio de verano, cuando el sol está en su punto más fuerte, se convirtió en el momento de celebración del sol vivificante que regresa cada año para traer crecimiento y calor de la tierra.
El Carro y la Fuerza
El Solsticio de Verano es el momento en que el sol se mueve astrológicamente en el signo zodiacal de Cáncer, el signo asociado en la tradición mística occidental con la carta de tarot de El Carro. El Carro se muestra el Rey de Verano Medio como líder de la guerra. El Tarot de Waite hace hincapié en el rol protector del Cochero. El rey ubicado en la carrosa delante de una ciudad, como si la estuviera defendiendo del ataque. Esta imagen hace eco de los mitos del dios del sol, que es primero un niño mágico, luego un joven héroe, y, finalmente, un rey sabio. El ciclo estacional hace eco en nosotros el ciclo de la vida humana. El ciclo desde Yule hacia el Medio Verano representa el viaje humano desde la infancia, a través de la juventud y la fuerza, hacia la mitad de la vida, cuando esperamos haber empezado a encontrar nuestra capacidad de liderazgo y sabiduría, la dignidad real dentro de nosotros mismos.
El Sol en algunas mitologías Paganas es asociado con las deidades masculinas, como Ra de los faraones egipcios, pero en el norte de Europa y en muchas otras culturas, el sol era una Diosa. Las imágenes del Sol pertenecen tanto a una mujer madura como a un hombre maduro. La carta del tarot solar y femenina es la de la Fuerza, una tarjeta asociada con el signo de Leo. La Fuerza muestra a una mujer a gusto con su poder, manteniendo abierta la boca del león. El Cochero tiene sus caballos, ella tiene un león. Ambos muestran imágenes humanas en contacto con el mundo físico y quienes tienen el potencial para controlarlo.
El Sol en su apogeo
Las cartas solares del tarot son importantes porque ellas transmiten mensajes sobre la madurez espiritual. Son imágenes del estar al mando, del ser el rey y la reina solar. El Medio Verano como el festival del rey solar y de la reina solar, representa un cenit, una celebración de la majestuosidad y la fuerza. Pero lo que llega a la cúspide debe luego declinar. El Medio Verano se celebra a menudo como una batalla entre los reyes del verano y del invierno. El rey del verano aparece victorioso, pero la victoria llega con un precio, una herida mortal que no puede ser sanada y la que lo llevará a la muerte. Nosotros triunfamos, pero con el tiempo la energía puesta en ese logro nos drena e inevitablemente en algún momento nuestros poderes comenzarán a declinar. El solsticio de Verano es una fiesta, pero al mismo tiempo es un reconocimiento de que una vez hayan transcurrido los días breves del sol en su posición estática, la fragilidad de la vida, la impermanencia de todas las cosas, empezará a hacerse valer a sí misma.
El Cochero, no el carro
El carro es un vehículo y en la psicología esotérica puede simbolizar el cuerpo y la personalidad que hemos construido en esta encarnación en particular. Estos tienen una sensación de permanencia, pero no hay ninguna permanencia en el universo manifiesto, sólo creación, crecimiento, atrofia, desintegración y, nuevamente, la creación; eones de cambio incesante. El ciclo Pagano de las festividades estacionales honra el ciclo de crecimiento y cambio en el entorno natural, el mundo que nos rodea. Pero en honor a ese ciclo, también aprendemos a aceptar la verdad de ese ciclo en nuestras propias vidas.
Es fácil pensar que cuando estamos ocupados e inmersos en la vida cotidiana, nuestra individualidad, como lo es ahora, es algo que es permanente e inmutable. Es cierto que existe en nuestro interior un núcleo permanente de semillas a las que podemos llamar «el yo» o «El Yo Verdadero», pero se trata de una semilla que puede florecer en muchas formas y maneras. Lo que pudiera sentirse como características permanentes, nuestro género, raza, orientación sexual, son parte del vehículo, pero no son el Yo. El carro no es el cochero. Gran parte de nuestro crecimiento espiritual se trata de dejar ir aquellas imágenes que hemos creado y que nos han sido arrojados por otros. El crecimiento espiritual es un descubrimiento, el despojarse de todas las capas externas de condicionamientos que la familia y la sociedad han puesto sobre nosotros para convertirnos en nuestra esencia; lo que somos cuando podemos ser transparente y claros, sin pretensión ni pretextos: estar espiritualmente desnudos.
El Sol del Ser
El Sol es una de las muchas imágenes arquetípicas del Yo Verdadero, el centro de la psique alrededor del cual la personalidad que hemos construido en esta encarnación puede girar. En el viaje de nuestra viaje espiritual y física, la estación del Verano simboliza el punto medio de la vida. La primera mitad de la vida se trata de establecernos como adultos independientes, a quienes los demás buscan por orientación, ayuda y apoyo. Asumimos responsabilidades, del trabajo remunerado, la paternidad, la comunidad y el liderazgo espiritual, y a través del aprender a jugar estos roles, crecemos y desarrollamos quién y qué somos. En la primera mitad de la vida, crecemos al comprometernos con el mundo. La segunda mitad de la vida tiene un propósito diferente, el cual nos conecta a la parte más profunda y sabia de nosotros que es el Verdadero Yo. A medida que nos conectamos con el yo, nos encontramos con que podemos dejar de lado la necesidad de reafirmación externa. Encontramos nuestras fuentes de fortaleza en lo profundo de nosotros mismos.
El Solsticio de Verano es un punto en el ciclo en que podemos tejer el tiempo y el espacio en nuestras celebraciones para honrar a la semilla del verdadero Yo, que llevamos en nuestro interior, que es una parte no separada de los Dioses. El Solsticio es un momento en el que podemos renovar nuestra búsqueda espiritual para viajar hacia la fuente de nuestro ser, a ese lugar y espacio en el que nosotros y ellos nos entretejemos en la trama del universo en constante devenir, donde nosotros y los Dioses somos uno.
Oración del Amanecer para Ra
Salve, Ra, en tu nacimiento,
tu llegas adelante y traes el día, O Glorioso Sol.
Tu amanecer trae luz al corazón ya la mente.
Que nuestros corazones será su morada;
permite que tu profundo silencio entre en nosotros,
para que los ruidos del mundo se pierdan.
Aviva con tus rayos la llama del amor y
de los poderes dentro de nosotros;
llena el templo de nuestro corazón de alegría.
Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
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