Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
Celebremos el misterio de Lammas,
la temporada de la Reina del Verano y del Rey Sacrificado.
Lo que más amamos, debemos devolverlo también,
que la danza de la vida gire en espiral y sigua.
De la muerte surge una nueva vida, y por lo tanto el renacimiento;
de la alegría al dolor y la tristeza, y de vuelta a la alegría.
Nosotros, los humanos, parecemos estar cableados para la reciprocidad. Cuando recibimos, nosotros también sentimos la necesidad de dar. Cuando niños se nos enseñó a decir “Gracias” cuando recibimos un regalo o cuando alguien hace algo por nosotros. Esto le otorga placer quien entrega y le alienta a dar de nuevo. Nuestros antepasados veían el mundo como si fuera controlado por los Dioses.
Si el sol brillaba, la lluvia caía, la tierra era fértil y la cosecha de granos era buena entonces habría alimentos para almacenar durante el invierno, alimentos que harían la diferencia entre la vida y la muerte. Si los Dioses proveían, entonces la gente deseaba darles las gracias. Por lo que en todas nuestras diferentes culturas ancestrales creamos ritos y ceremonias, acciones y palabras, para honrar a los Dioses quienes nos mantenían alimentamos y para agradecer para que continúen haciéndolo.
El sacrificio es un intercambio de energía
También es un instinto natural el querer ofrecer algo más que solamente las gracias. Nuestros antepasados ofrecieron toda clase de sacrificios, en función de lo que era aceptable para su tiempo y su cultura. Podrían ser prisioneros de guerra, los niños primogénitos, animales, pájaros, armas, joyas preciosas, frutas o flores.
Nos habían dado algo en el plano material, por lo que nuestro instinto era ofrecer algo material a cambio. Hoy en día, la mayoría de nosotros no creemos que nuestros Dioses pasan su tiempo tratando de arreglar el patrón meteorológico para nosotros. Tendemos a ver la naturaleza como un ecosistema de interconexión e interacción. Podemos ver a la naturaleza como una entidad que está viva y consciente, pero no necesariamente creemos que las partes específicas de la Naturaleza están dispuestas para nuestro beneficio por nuestra deidad tribal personal. Lo que sí sabemos por instinto, sin embargo, incluso si no articulamos conscientemente el pensamiento, es que somos dependientes de la Naturaleza.
Somos un organismo dentro de la totalidad mayor de la Naturaleza, y nuestras acciones tienen efectos, aunque por más pequeños en el sistema mayor. Cada uno de nosotros tiene de forma individual sólo un efecto pequeño, pero colectivamente nuestra especie es ahora una de las fuerzas principales dentro del ecosistema, una acción cuyo impacto sobrepasa a todos los demás. Como una de las especies más conscientes de nuestro planeta, y una con el mayor poder de cambiar lo que hacemos y cómo vivimos, tenemos una responsabilidad única de asistir al ecosistema para que éste pueda auto mantenerse y para conservarse saludable y en equilibrio.
¿Cómo se vincula esto con Lammas?
Lammas es el festival donde celebramos la culminación del ciclo material del año. La naturaleza se ha renovado en la primavera, madurado en Beltane y el Medio Verano. Ahora entramos en la parte descendente del ciclo, donde el crecimiento se desplaza a la decadencia y cosechamos la tierra antes de que decline y el grano y la fruta comienza a morir para el invierno.
Es un momento natural para agradecer a la Naturaleza por lo que ella nos ha dado. ¿Cómo podemos hacer esto? ¿Acaso a la Naturaleza realmente la importa si trazamos un círculo e invocamos los cuadrantes, si invocamos el Rey del Maíz como el Señor de la Cosecha y lo cortamos en un sacrificio simbólico? Yo pensaría que no. ¿Esto es importante para algo dentro de nosotros? Para muchos de nosotros que somos Paganos, la respuesta es «Sí.» Estos ritos y acciones simbólicas proporcionan poderosos mensajes acerca de lo que nosotros, como seres humanos, encontramos importante.
Ellos nos recuerdan que somos parte de la naturaleza, y no estamos fuera de su faz. Ellos nos recuerda que tenemos que ser conscientes de que nuestra existencia humana depende del ecosistema del planeta. Ello nos alienta a estar agradecidos por ser parte de ese ecosistema y estar agradecidos de que esto mantenga nuestro cuerpo y nuestra conciencia, y que nos permita vivir, respirar y experimentar la maravilla de la vida en esta encarnación.
Siendo conscientes de nuestro papel en el ecosistema
Para ser conscientes de nosotros mismos como parte de la Naturaleza es importante y es también demasiado fácil de olvidar. Es fácil caer en la inconsciencia y vivir de una manera mecanizada que está fuera de contacto con la realidad. Cuando nos detenemos luego del trabajo para comprar víveres, entramos en el extraño mundo de luces de neón de los supermercados, donde se procesan los alimentos, se tiñen, se cortan, se diseñan son irradiados y se llenan con productos químicos conservantes; se los transporta miles de millas, se los envuelve, se los conserva, congela, etc… mil y un procesos para hacer algo tan simple como permitir que comamos.
Es mucho más difícil ser entusiasta acerca de la celebración de un congelador lleno de comida congelada, en comparación con un campo de trigo dorado. Y debido a que es más difícil necesitamos hacer más esfuerzo para recordarnos a nosotros mismos celebrar Lammas y lo que éste festival significa, porque al igual que nuestros antepasados nosotros somos tan dependientes como como lo fueron ellos del ecosistema y de lo que éste nos puede ofrecer.
Podemos manipular nuestra comida por todos los diferentes procesos disponibles para nosotros, podemos aprender a crecer las cosas de mejor manera, pero necesitamos sol, el agua y el suelo, tal como lo hicieron nuestros antepasados si hemos de cultivar los alimentos que necesitamos.
«Tampoco exijo sacrificio”
La comida no es lo único material que nuestro planeta nos proporciona. Tenemos la vivienda, calefacción, iluminación; todas las comodidades materiales que se basan en el planeta y lo que puede ofrecer. Lammas puede ser una celebración, por tanto, de todo lo que se nos ha dado y un tiempo para honrar esto con sacrificio. El sacrificio es un acto mágico de intercambio de energía; una forma de recordarnos a nosotros mismos sobre la interacción y las energías recíprocas que son la base de nuestro universo. Para los Wiccans, esto puede ser una forma de polaridad. En la Wicca, la Diosa nos dice, «ni tampoco exijo sacrificio.» Pero a pesar de que nuestros Dioses no exijan sacrificio para ellos mismos, esto no quiere decir que no valga la pena el sacrificio voluntario a cambio de lo que se nos ha dado.
Vertemos libaciones a la Tierra en el ritual, pero ¿qué más podemos dar de nuevo fuera de lo que se nos ha dado a nosotros? La comida es un tema importante de Lammas. Podríamos donar a un banco de alimentos, dar dinero a una organización benéfica que promueve la agricultura sostenible, o podríamos donar de nuestro tiempo y energía para comenzar a producir un poco de comida. Incluso si esto es sólo algunos potes de hierbas en un estante de la cocina. El intercambio de energía es un principio fundamental de la magia, y otro es: como es arriba es abajo.
Honramos el reino invisible de los Dioses y en el reino material sacrificamos algo para dar a los demás o para el planeta. Y Así es como es, el sacrificio en Lammas.
Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)