Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)
Deja que los campos y corrientes permanezcan puros,
Que la Tierra y el cielo sean limpios, una vez más,
Que el amor y la risa duren mucho tiempo,
¡Deja que el Durmiente despierte!
Doreen Valiente
Bendiciones de Beltane a quienes de ustedes están en el rostro norte de la Madre Tierra y Bendiciones de Samhain a quienes están en el gran rostro Inferior.
En cada Sabbat honramos el ciclo estacional y cada Sabbat es una oportunidad para reconectarse con la naturaleza. Como Paganos, nuestro amor por la naturaleza nos puede unirnos, sin importar si pensamos en nosotros mismos como Wiccans, Druidas, Paganos, Panteístas, o alguna otra categoría. La respuesta a «¿Qué es lo que hace la naturaleza por nosotros?” parece obvia. Ella alimenta, cobija y nos viste, pero la naturaleza hace mucho más que eso. Estar en, y con, la naturaleza alimenta la psique y el espíritu. Tenemos una profunda necesidad de sumergirnos en el mundo natural de los árboles, las plantas, el agua, el sol, las rocas.
Para muchos de nosotros, nuestro viaje hacia el Paganismo comenzó con las experiencias que hemos tenido en la naturaleza como niños. la naturaleza despertó algo dentro de nosotros, una memoria oculta dentro de las propias células de nuestro ser, una llamada a la que respondimos cuando jugábamos por el arroyo y en el campo; cuando subimos árboles, cuando nos bañamos en el mar o en un lago, cuando acampamos en las afueras y mirábamos hacia arriba y nos maravillábamos en el cielo nocturno estrellado.
Los árboles son buenos para nosotros
Los seres humanos saben que la naturaleza afecta a nuestro bienestar espiritual y psicológico, pero ahora la ciencia puede medir su impacto en el cuerpo. Caminar es beneficioso para la mente y el cuerpo, pero dónde caminamos es igualmente importante. Las personas cuyo ritmo cardiaco, niveles de estrés y emociones fueran medidos después de caminar en un bosque resultaron con menor índice de estrés y uno mayor de felicidad que las personas que, por el mismo rango de tiempo, caminan por una ciudad.
Investigadores en Finlandia han descubierto que el caminar en la naturaleza por tan sólo 20 minutos marca la diferencia. Y no se trata sólo de las emociones, estar en la naturaleza ayuda a que nuestros cerebros funcionen mejor. Gregory Bratman y sus colegas de la Universidad de Stanford encontraron que la memoria a corto plazo funciona mejor después de la gente ha ido caminando en el bosque y, en la Universidad de Kansas, David Strayer y sus colegas han encontrado que la resolución creativa de problemas es significativamente más alta después de que las personas han pasado unos pocos días haciendo senderismo al aire libre.
Y si no podemos salir, hay otra manera. Roger Ulrich y sus colegas de la Universidad A&M de Texas, encontraron que las personas a las que se les pidió que luego de ver una película inductora de estrés vieran películas de escenas naturales, se recuperaron mucho más rápidamente en comparación con aquellas a quienes se les mostraron películas de entornos urbanos. De alguna manera, el simplemente mirar imágenes de la naturaleza nos suaviza y nos alivia el estrés. Y quizá, sobre todo, la naturaleza nos da un sentido de perspectiva en nuestras vidas. Cosas que nos preocupan pueden disolverse cuando contemplamos la belleza de una hoja, el ritmo incesante del mar, la inmensidad del cielo.
Dejar que el Durmiente despierte
Como paganos, nuestros rituales nos ayudan a conectarnos con la naturaleza, pero el ritual por sí solo no es suficiente. Puede que no seamos capaces de celebrar nuestros ritos al aire libre, pero para entender el mensaje del sabbat tenemos que salir a la naturaleza para descubrir y experimentar por nosotros mismos lo que está allí.
Antes del sabbat, toma 15 minutos para estar afuera, incluso si esto es en un parque de la ciudad, y sólo siéntese. Permia que la persona que duerme dentro suyo despierte, para que se dé cuenta de lo que a menudo damos por sentado; estar totalmente presente en lo que ocurre en el momento de esta marea estacional.
Cierra los ojos, toma unas cuantas respiraciones profundas. Presta atención. ¿Qué escuchas? Es posible que te encuentres en algún lugar donde lo único que se oye es el mundo natural: viento, pájaros, agua corriendo.
Si se encuentra en la ciudad puede que tengas que escuchar con más fuerza para encontrar a la naturaleza. Deja que los sonidos del tráfico y las voces humanas se conviertan en los antecedentes de la sinfonía del ruido a tu alrededor. No trates de acallar los sonidos, simplemente dejarlos ser. Incluso si no te gustan, simplemente aceptarlos como parte de la realidad de la vida de la ciudad. Y, una vez que te han acostumbrado a su presencia, ve si se puedes notar algo más.
En la mayoría de los paisajes sonoros de la ciudad, se escuchará aves. Si te encuentras en el parque, es posible que notes los sonidos de los insectos, el sonido del viento en las hojas de los árboles. Sólo escucha lo que está allí.
Ahora nota lo que puedes sentir. ¿Está el sol calentando tu piel, el viento enfriándola, o incluso ambos? Ahora nota cómo tus pies toquen el suelo, cómo tus glúteos tocan el suelo o un asiento. Solamente ve notando cada parte de tu cuerpo por vez y siente todas las sensaciones físicas que experimentas y que están asociados con tu interacción con el mundo natural.
Ahora enfócate en la tierra debajo de sus pies, incluso si ésta está enmascarada por una capa de hormigón. Siente tu conexión con la tierra y cómo esta te sostiene y apoya, a ti y a toda la vida humana, la vida animal y la vida vegetal. Toma algunas respiraciones y al respirar, toma consciencia de la extraordinaria complejidad y la belleza de lo que la Tierra nos ha dado para apreciar.
Recuérdate a ti mismo de la fuerza vivificante de todos los elementos – aire, fuego, agua – que interactúan para crear un ambiente que permite existir a todas las formas de vida de la Tierra.
Por último, enfócate en tu respiración, simplemente inhala y exhala durante unos minutos, notando cada inhalación y exhalación. Se consciente del aire que entra y sale de los pulmones y cómo los árboles y las plantas respiran también, la vida animal y vegetal en una interacción, dando y recibiendo los unos de los otros, tú y la biosfera en la unidad – lo Uno.
Y, finalmente, agradece a la naturaleza, ya sea como a la Diosa si eso es lo que a ti te parece, o a los espíritus del lugar; o a cualquiera de sus formas que te parezca adecuada en el momento. Dale gracias a la naturaleza por darnos la vida, por mostrarnos su belleza y complejidad, por nuestra conciencia que nos permite estar al tanto de la biosfera que nos rodea.
Es esta simple reconexión la cuál yace en el corazón misterioso del Sabbat; y este sentido de interconexión con todas las cosas es el que podemos llevar con nosotros a nuestros ritos, a medida que tratamos de conectar con otros quienes comparten nuestra visión del misterio.
Artículo escrito por Vivianne Crowley para su columna “Greening the Spirit” en Patheos.com Traducido al Español por Madelaine Benítez (LaMadduk)